jueves, 17 de noviembre de 2016

recuerdos de verano

Solía quedarse muda durante horas, para luego soltar los secretos del universo en cuestión de minutos, con palabras que carecían de métrica pero estaban llenas de poesía. Su voz era única, suave e infinita como el canto de las estrellas, perfecta para relatar lo que lo que ocurría los limites de la imaginación, o para hablar sobre lo que escondían las rosas.

Recuerdo como si fuera ayer, todas esas tardes que pasamos leyendo de reinos mágicos y noches azucaradas, a la sombra de aquel viejo sauce de tu jardín; todos esos sueños que revoloteaban al rededor de su cabeza, como mariposas en verano; todas aquellas tardes que pasamos tirados en el pasto, contando cielos y escuchando a las aves ¿Y como olvidar su sonrisa? ¡oh su sonrisa!, tan fresca como la brisa del mar, y tan dulce como la madreselva, fácil, pero no por ello menos preciada.

Mi mente retrocede, casi diariamente a ese verano, tan luminoso y tan gris. Si cierro los ojos todavía te puedo sentirla junto a mi, recostada sobre el tronco de algún árbol, refugio en aquellos infernales medios días. Incluso puedo ver todas sus fantasías e luciones jugando entre nuestros pies descalzos.

Por ese tiempo se había enamorado de "El Prinsipito", y no había lugar al que no lo llevara con sigo. Realmente nunca se lo dije, pero aquel libro era simplemente perfecto para ella, incluso llegue a pensar que ambos provenían del mismo planeta.

Pero, sin ninguna duda, mi recuerdo mas vivido es el de es maldito auto azul. En esos días se
esconden mis únicos recuerdos de tus ojos tristes y melancólicos. Como maldecí a esas cajas por teñir tu rostro de lagrimas, como me enoje con la suerte, la vida, con tus padres, y hasta con el tiempo, por no detenerse, por seguir avanzando implacable hacia el fin de nuestras vacaciones.

Debo confesar que pase toda la noche anterior llorando, rezando porque no fuera verdad, pero al amanecer, tuve que enfrentar lo inevitable. Como pude me levante y arregle para estar presentable. Llegue a su casa cuando ya estaban cargando las ultimas valijas, nos abrazamos con la fuerza de mil big bangs, contuvimos todas las emociones que se querían escapar a través de nuestros ojos, y solo nos dedicamos una cálida sonrisa y una ultima promesa, "nos volveremos a ver". Luego de eso se alejó, subió al auto, y se alejó mas, a través de aquella carretera a lo desconocido, con su rostro pegado a la ventanilla.

de eso ya han sido años, nunca volví a saber de ella... hasta hace dos días. Quiere que nos encontráramos, realmente siempre odió no poder cumplir sus promesas. Debo decir que tengo miedo, mucho miedo, de manchar mis recuerdos de presente, de ver quien es, de saber como ha estado, de todo y de nada. Hoy me citó en un café para hablar de la vida y el tiempo, realmente no se, no se si iré...


No hay comentarios:

Publicar un comentario