lunes, 14 de noviembre de 2016

noctambulos

La noche los atrapaba, era su medio, tiempo y lugar. 
La noche era sus alas extendidas, su posibilidad de volar.
La noche era para ellos besos fríos y promesas inagotables.

Desde el alfeizar de la ventana acariciaban el cielo estrellado,
era el punto de partida para sus viajes al infinito,
era su lugar al que regresar luego de recorrer mil galaxias.

Él era hijo de la luna,
ciudadano de la bóveda oscura,
príncipe de todo aquello pintado color madrugada.

Ella tenia la piel de cielo,
la vía láctea viva de sus mejillas
y en su corazón la calma que sigue a un atardecer.

Juntos recorrían los misterios de las sombras,
soñaban despiertos,
y vivían secretos de media noche.

¿Cuantos amaneceres vieron juntos?
¿Cuantos atardeceres esperaron con ansias?
¿Cuantas noches en vela se deshicieron en charlas susurradas?

Eran soñadores de amores,
confidentes, amigos y amantes de la noche.
Eran noctámbulos.





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