que nadie vea lo que pasa por tu cabeza,
cierra los ojos
y arroja lejos los vestigios de un reino en cenizas,
leal a tus creencias,
leal a lo que se apoya en tus hombros,
leal a la carretera.
Llevamos las marcas de miles sueños perdidos,
llevamos a nuestra sombra a cuestas,
pero, como espejos quebrados,
no nos resignan a perdernos en el recuerdo o en el olvido.
Una y otra vez escapamos por la ventana
y vagamos lejos de la canción de la soledad,
paso a paso,
lado a lado.
Cuerpos cansados de estar congelados,
nos suplican vivir,
así que vivamos,
vivamos y bailemos,
bailemos sobre los desastrosos restos de este caos
y permitámonos por un segundo sentir
las caricias debajo de las sabanas,
los besos pequeños
y las manos del tiempo.
Cierra los ojos,
para no enredarte en imágenes distorsionadas,
cierra los ojos
y siente el dolor,
la tristeza,
el amor,
siente el relámpago entre las gotas de la lluvia,
la explosión, la creación,
siente la guerra por la paz.


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