jueves, 13 de julio de 2017

El faro del horizonte

El faro fue el que lo guió hasta aquí. Con su luz intermitente, brillando entre la neblina, etérea, eterna en medio de esa costa perdida, recortada contra el cielo de plata. Lo guió como me guió a mi, como te guió a ti.

Las gaviotas planean sobres mareas invisibles, a solo unos metros de nosotros, a la distancia de un suspiro, de un brazo extendido y unos pasos en el vacío, justo por encima del suelo, justo por debajo de las nubes, sus alas extendidas, sutiles como una liebre sobre la nieve, blanco a al blanco, gris al gris. 

Las olas se arrojan contra la orilla, calando la roca, cantando melodías de espuma y ancestros, de sirenas y monstruos, de vida en su inicio y en su final. Justo debajo de nuestros pies el mar se arremolina, se mezcla el agua, el tiempo y la arena. 

El horizonte se extiende, esfumado por la nivela, sin limite definidos. El horizonte esta frente a nuestros ojos y en nuestra piel, nos acaricia como la brisa y nos refugia como una cálida cueva. Es nuestro paisaje, nuestro hogar, nuestro planeta olvidado, iluminado por la incandescente luz de de una estrella. 



No hay comentarios:

Publicar un comentario