Era una chica sin gracia, simple y de sonrisa fácil, incluso muchos podrían decir aburrida. Medio mundo no le dedicaba una segunda mirada, y la otra mitad solo lo hacia como para confirmar su
existencia, tan mundana en medio de aquella multitud de mágicos espíritus, de dioses griegos y egipcios, de hadas, duendes, druidas y magos.
Era una chica sin gracia, pero, a pesar de ello, recorría el mundo junto bufones, juglares y trovadores en su pequeño remolque. Hija de las carpas nomades y los caminos, nacida para los escenarios, la soñadora del circo de los mil espejos.
Mil espejos tenia un alma, un espíritu especial, presentada sus shows con polvo de estrellas, regalaba sonrisas, creaba esperanza, hacia a la magia aletear.
Las hadas bailaban en el centro de la pista, en circulo, para la maravillada audiencia, y regalaban besos y movían sus alas, invitando a volar.
Los duendes hacían bromas, deleitaban con su humor a niños de mejillas sonrojadas y padres de duras miradas.
Desde el trapecio una delgada dama nadaba en el aire, movimiento gráciles, cual pétalo de flor atrapado por la ventolera, se transformaba en el primer amor de mas de uno.
El hombre mas fuerte del mundo, que podía, a la vez levantar con una mano un elefante, y con la otra tocar una flauta con una delicadeza digna de una costurera.
magos y sirenas, dioses, actores, trovadores, ninfas, acróbatas y equilibristas, incluso malabaristas y titiriteros realizaban su espectacular espectáculo, pero al final de la noche, en el horario central, el del gran show final, el escenario era de la chica sin gracia. y en ese instante, la aburrida criatura se transformaba sin mas en la única la inigualable soñadora del circo de los Mil espejos.
soñador que sueña un sueño infinito, y que cuenta cantando o canta soñando de los paramos mas aislados de la imaginación. Soñador que invita soñar, que acuna con su voz de cuna, y te lleva a donde se encuentra la ilusión.
Porque ella, la pequeña chica soñador quizá tenia sonrisa fácil, pero definitivamente no era aburrida ni simplona, aunque quizá si simple en sus alegrías; y estaba llena de gracia, aunque solo fuera perceptible para aquellos que supieran escuchar.
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