lunes, 9 de octubre de 2017

El poema que nació debajo de mi cama

El poema que nació debajo de mi cama tiene cara de monstruo perdido, tiene forma de pelusa, de pluma, de ramitas extraviadas en la inmensidad. Le gustaba jugar en los confines de mi armario, y me solía asustarme cuando me iba a acostar. 

La poesía es un monstruo azul, los confines de la noche, lo inexplorado de un cajón. Le gusta sorprender a niños desprevenidos, pero siempre encuentra un momento para abrazar a los que están llorando. Sus secretos son mas profundos que un aljibe mas misteriosos que los adultos, que el tiempo, que volar. 

La poesía tiene más hojas que los libros, con tantas historias que es difícil precisar. 

Es lo desconocido del más allá y el más acá. Niños se asustan, niños la buscan, como un jugo de valor, con intriga y temor, con la sonrisa burbujeando en el vientre. La poesía es un puente que no se entiende, cruzado para volver a sorprenderse de la vida, para transformar el vacío en un remolino de emoción, y el camino lleno en uno tranquilo. 

Es lo desconocido del más allá y el más acá. Adultos no la entienden, adultos la sienten, como hace años, cuando con pequeños pies, la senda habían comenzado a recorrer.     



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