jueves, 28 de abril de 2016

Sobre las tablas

Cuantos soles nos descubrieron en vela, cuantos secretos se nos escaparon en presencia de la otra, cuantas veces detuvimos el mundo con los labios, con sonrisas y palabras. 

Tu siempre te burlabas de mi por ser muy emocional, muy intensa, muy dramática. Pero como este mundo es un gran teatro, esta perfecto serlo, decías, cuando yo me enojaba luego de tus constantes bromas.

Por ese tiempo todo paresia tan sencillo, una eterna comedia, que queríamos hacer parecer drama. Era todo tan chistes internos, tan lluvia y libros, tan playa en verano. Era todo tan nosotras. Sin mascaras que mantener, mas allá de la de señora interesante, tan simple.

teatro, señoras y señores, eso era nuestros mundo, ¿lo recuerdas?, las eternas tardes de practica, las visitas a escondidas a ese sucio galpón donde, todas las noches, se interpretaba el misterio en una tarima de tablones de obra.

era como escribir con el cuerpo, pintar el paisaje con historias, cambiar de vida una y mil veces. era plegar la realidad para convertirlo en escenario. Como cuando robábamos ropa de tu prima, nos maquillábamos a escondidas de mi madre, salíamos a ser actrices, aunque solo fuera un personaje.

eramos todas unas "cazadoras" como decías tu, a donde fuéramos atraíamos miradas, en parte por la ropa estrafalaria, en parte por la actitud descarada. Debo decir, que aunque me divirtiera, jamas acabe de sentirme cómoda con este papel, con el de la cazadora quiero decir, no era lo mio, aunque supongo que después de tanto tiempo juntas lo habrás notado. 

A ti, por otro lado, te era natural, tu vida giraba en torno a los chicos y la actuación, Perdí la cuenta de cuantos novios tuviste, ¿siete, ocho quizá?, no es que me importara de todos modos, yo siempre fui parte de tu vida, como un miembro mas de ti, era el apéndice de todas tus relaciones. O mas bien al revés, tus novios eran un apéndices de nuestra relación. 

recuerdo oírte hablar horas y horas de tus dramas románticos, aunque, obviamente, no llevo en mi memoria ni las palabras ni las historias. De echo, si una hora después de tales monólogos me preguntaran que me habías dicho, yo simplemente respondería "no lo se". 

Lo que si tengo patente en mi, son tus ojos, es el tintinear de tu voz enojada, son tus labios moviéndose, es ese pensamiento que estaba en mi cabeza, en cada una de estas ocasiones. 

"como pueden ser tan estúpidos como parar hacerla enojar y dejarla ir". 



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