hemos perdido el mar,
hemos perdido su agua salada y los caracoles,
hemos perdido las tardes de verano,
hemos perdido los castillos de arena,
hemos perdido el mar,
y nosotros
caminantes sin camino
olvidados a un destino inescrutable
no hacemos nada para recordar.
Hemos perdido el mar
en una tormenta de tiempo y sal,
hemos perdido el faro de la libertada
en un remolino de viento y cal,
y nosotros últimos vestigios de la magia pagana
somos quienes deben buscar,
quienes en cada esquina,
en cada pupila,
en cada laguna de ilución
en cada caricia del cielo
en cada canción
lo podremos comenzar vislumbrar.

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