Lleva puesta la remera de sus quince años, el largo cabello en una trenza descuidada y una pila de libros en las manos.Comprometida con sus mil imposibles le gusta regalar semillas de esperanza y creatividad, y luego regarlas hasta que las primeras hojitas verdes de un sueño surgen. Pero ella, tan sin sentido, tan descabellada, tan utopía, las cuida con la mas sincera intención de transformarlas en una gran y fuerte realidad.
Sus pies de arena se deslían con suavidad cantarina sobre las baldosas. A paso lento va esquivando los restos de la noche desparramados por el suelo y los fantasmas que conversan en pequeños grupos dispersos por la habitación. Nadie la ve, pero todos la sienten, y nadie la escucha pero todos son parte de su historia, de su narración.
Con su sola presencia llena la sangre de locura intransigente, de emociones torbellino y alegrías sin motivo. Abocada a la jardinería de ilusiones y a la literatura de mil vidas chisporotiantes, sin saberlo, nos regala las estrellas mas brillantes, risas fáciles, besos intensos, valor de leones, dramas dignos de escenarios, caminos de adoquines amarillas y horizontes sin limites...
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