La ciudad cae bajo el manto tenue de la reina negra. Con su mano huesuda rasga el asfalto, y con él, el tiempo. Sus ojos, como alondras en el vacío, contemplan, las almas frías en su deshielo.Estrellas tintinean en la ventanas, blancas, lejanas. Cantan vidas en silencio, y se desasen en la noche con el rose de un juicio.
Cenizas de rosas viejas y hollín en el humo gris... gris... grises al gris en tus labios cerrados y sueños negros. Tierra a la tierra y blanco marfil, la muerte tiene flores en el pelo y rostro de mujer.
